LA CATEDRAL DE ALMERÍA, LA CATEDRAL-FORTALEZA DE LA ENCARNACIÓN DE ALMERÍA

La Catedral de Almería es historia de la ciudad en los últimos cinco siglos, ya que la vida espiritual de la comunidad almeriense tiene como norte y guía de su devoción la catedral-fortaleza de la Encarnación.

Catedral de Almería

La llegada del obispo Fray Diego de Villalán dio un impulso al patrimonio urbano y espiritual de Almería con la construcción sobre un emplazamiento diferente de un nuevo templo madre de la diócesis: la Santa, Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación, con su notable aspecto exterior de fortaleza para la defensa frente a los continuos ataques de piratas berberiscos que asolaban las costas mediterráneas. Durante la guerra civil española también fue utilizada como refugio para protección de la población civil durante los ataques aéreos que sufría la ciudad.

Actualmente, la Catedral está considerada como Bien de Interés Cultural (fue declarada Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto de 3 de junio de 1931). La visita a la Catedral de la Encarnación de Almería supone un recorrido por dos mil años de Cristianismo, y un deleite para los sentidos por la excelencia artística empleada en toda su ejecución.

Arquitectura

El edificio, con estructura de fortaleza, presenta una arquitectura de transición entre el Gótico tardío y el Renacimiento, así como rasgos posteriores barrocos y neoclásicos. Constituye una de las manifestaciones artísticas de carácter arquitectónico y cultural más importantes y valiosas de España, al ser la única Catedral con naturaleza de fortaleza erigida en el siglo XVI. El gran arquitecto de la Catedral fue Juan de Orea.

Fachada principal

La fachada de la portada principal de Almería comienza el principio que, en su interior conserva del arte renacentista, formada por una serie de elementos teológicos e históricos que hacen que en sí confluya el tiempo y el arte.

Se puede observar sobre las puertas cómo se entremezclan motivos decorativos cristianos, marianos e, incluso, de origen pagano, como los angelotes que revolotean entre sus espacios: una reconversión del dios pagano Eros admitida en el Renacimiento por los artistas más relevantes. Como ocurre en el alzado de la Catedral, la portada es obra de Juan de Orea, ejecutada a mediados del siglo XVI y, en ella, pone de manifiesto, siguiendo los postulados del arte renacentista español, toda la intencionalidad de la Iglesia de mostrar su apogeo triunfante en el Concilio de Trento y la fuerza que, por entonces, poseía la Cristiandad bajo el imperio de Carlos V, cuya heráldica timbra el conjunto.

 

Campanario

Aunque su finalización se llevó a cabo casi un siglo después del comienzo de las obras    catedralicias, la torre campanario, de planta cuadrada y dos cuerpos, cierra el conjunto monumental de la Catedral respetando el carácter sobrio del exterior, exaltando el carácter auxiliar de fortaleza.

Su conclusión se llevó a cabo gracias al obispo Portocarrero, continuando la obra que años antes había comenzado su antecesor, el obispo Villalán, levantando desde los cimientos los primeros cuerpos de la futura torre, finalizada a comienzos del siglo XVII. En ella se sustentan las ocho campanas de la Catedral, realizadas en distintas épocas, siendo las más antiguas las de la espadaña, fundidas por José Corona en 1781. La más grande de todas, llamada Campana Gorda, data de comienzos del siglo XIX.

Capilla Mayor

Sobre el presbiterio, alzado sobre cinco arcos de medio punto que comunican con la girola(cuya misión es permitir la adoración del Santísimo Sacramento desde cualquier ángulo externo a la capilla mayor) se levanta una serie de pinturas y esculturas en relieve que muestran un recorrido por los principales hitos de la Historia de la Salvación, centrados en la vida de Cristo y María. El paño central ocupa el relieve de la Encarnación de Cristo en María, cuya sobresaliente ejecución los estudiosos sitúan en el entorno del maestro granadino Pablo de Rojas. Sobre él se alza un Calvario, Cristo Crucificado entrega su vida para la remisión del género humano, junto a la Virgen Dolorosa y el Discípulo Amado. Este crucificado, de gran mérito, se atribuye a Jerónimo Quijano, pionero de la escultura renacentista en España. Llama poderosamente la atención el sentido ascendente de todo el relato bíblico, culminando los nervios entrecruzados en la bóveda formando una crucería lograda cuya observación no deja indiferente a nadie.

En el espacio central de la capilla se alza el poderoso tabernáculo de alabastro, jaspe y mármol, concebido en el diseño de Ventura Rodríguez para albergar el Santísimo Sacramento para su adoración, entre columnas pareadas corintias y una cúpula decorada con figuras alegóricas y hagiográficas (al igual que el basamento): santos, evangelistas, doctores, profetas… constituye toda su iconografía un solemne canto litúrgico en honor de la Eucaristía. Junto a él se encuentra la Cátedra del Obispo, padre, pastor y maestro de la Diócesis. De ahí que el nombre de esta primera iglesia diocesana sea “catedral”. Precede al presbiterio, sobre el crucero, una magnífica bóveda de crucería que destaca por su singularidad como identificativa del primer templo almeriense.

Coro

Una de las joyas de la Catedral de Almería es el coro catedralicio, en el que la maestría artística de Juan de Orea llega a su plenitud, con un conjunto escultórico de fuerte sabor clasicista, fruto del más puro Renacimiento primitivo.

Una doble sillería se reparte por todo el espacio destinado al Coro, el lugar donde los canónigos se congregan para la lectura del Oficio Divino. Situado frente a la Capilla Mayor, plasma en sus tallas una verdadera catequesis hagiográfica: santos, profetas o mártires quedan bellamente reflejados sobre la sillería superior, mientras que en la inferior los medallones decorados con efigies antropomorfas evocan los postulados de la escultura antigua grecolatina y los modelos potenciados por Da Vinci y Miguel Ángel.

Coro de la Catedral de la Encarnación

El espacio central es ocupado por la Silla reservada al obispo, plena de motivos alegóricos como la Caridad, representada como una mujer que alimenta maternalmente a los niños; la Iglesia, cuerpo místico de Cristo; y Jesucristo rey y maestro.

Cierra este espacio los órganos, cuyas bellas y antiguas cajas de estilo barroco bien merecen ser observadas detenidamente.

Trascoro

El trascoro de la Catedral es una muestra del arte neoclásico entre los muros del templo, contrastando, bella y armónicamente, con el trazado gótico de las naves de los pies del monumento.

Trascoro

Claustro Catedralicio

Aunque en su origen fue concebido como Patio de Armas (dado el carácter de fortaleza del recinto), el Claustro se ha convertido en uno de los espacios más característicos de la Catedral. Su aspecto neoclásico denota los postulados artísticos y constructivos de la época en que fue ejecutado, en la segunda mitad del siglo XVII, obra de Juan Antonio Munar.

Desde el patio es posible apreciar el aspecto exterior de las cubiertas de la Catedral y las troneras sobre el muro meridional. El interior de la galería se articula en tramos de planta cuadrada cubiertos por bóvedas baídas y separadas por arcos perpiaños apeados sobre medias pilastras.

Se accede a él desde el interior de la Catedral a través de la una portada gótica de gran vistosidad, decorada con motivos vegetales y animales fantásticos, en cuyas puertas se puede contemplar el jarrón de azucenas, blasón catedralicio, una clara alusión a la pureza y virginidad de María.

Claustro Catredalicio

Esta entrada fue publicada en Almería, Noticias y etiquetada , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario